Antes de leer esta parte, asegúrate de leer la Primera Parte
Tri li li y tra la la, el bosque ya se penetra.
Cae la noche y las posibilidades de encontrar bestias silvestres - faunos, y la fauna en general - se incrementan de manera incognoscible. Pero hay que penetrar este bosque, como el audaz penetrador que soy, para encontrar el camino hacia Papá, un encuentro que ajustará las cuentas Una Vez Por Todas.
¿Cómo era aquello de la película? Una película boba, tal vez, pero tejido del auténtico hilo mítico, como un suéter casero de caballero arturiano que se pone una noche helada en el Castillo de Camelot. "Busquen en el paisaje, en los laberintos del bosque, hasta el borde mismo del dentro. Presagios, señas - ¡síganlos! Ahh ¡qué poesía!
Yo seguir los presagios y las señas, mi señor. No preocupar más sus calcetines de punto de lana sobre ese asunto, majestad. Yo seguir.
Las estrellas comienzan a reslumbrar y, en la penumbra del atardecer, los satélites cuelgan sus collares de cuentas brillantes a sobre la noche. Yo los puse ahí. Papá empezó a hacerlo, pero cuando él se quedó en silencio, yo continuaba el trabajo.
Puse los ojos-espía allí, y las redes de contenido divertido, y luego las estaciones solares con su energía barata, barata, tan barata, verde y limpia, el sueño de siempre. Ahora revolotean por el cielo como estrellas inquietas con el deseo de estar en otra parte. Mi Malware vibra al verlos.
Hace un tiempo que tiré mi teléfono móvil. La batería estaba agotada, y además se me ocurrió que si pensaran en buscarme en mi choza de cartón en Auckland se darían cuenta de que me había partido. Salido, escapado. Se fue, José.
Luego, si alguien todavía quiere hacer otro perfil periodística, otra excavación en la arqueología del freaky motherfucker, podrían presentar una denuncia de persona desaparecida. Entonces los drones, que son como pájaros curiosos, y las nubes hinchadas que son aeronaves vigilantes, me buscarían adonde los llevase la triangulación telefónica.
Es una tontería de mi parte no pensar en aquello antes, algo impensable para una persona como yo, cuyo coeficiente intelectual supuestamente llega hasta la estratosfera y más allá. El Malware debe estar fallando. De todos modos, no te preocupes y lo que sea, whatever - lo hecho, hecho está, y no ha acabado en ningún daño. El niño mago, audaz penetrador, continúa su búsqueda en el laberinto selvático. El vívido vengador pisotea y avanza.
¿Qué es aquello, allá? Uno que se alza frente a mí desde las sombras, a ciento veinte metros, en una ligera elevación del terreno. Parecido a los humanos, pero con patas que se estrechan hasta convertirse en pezuñas. Pequeños cuernos de cabra, perilla a juego, ojos que brillan peligrosamente a la luz de los satélites.
La luna sale detrás de él en la cresta. Es una luna creciente en conjunción con Mercurio. Signo de Hermes, el gran tramposo, el alquimista, el hacedor de maravillas, el tres-veces-grande. Su signo y el mío. Ya pueden ocurrirse unos milagros de mercurio, del azogue vivo.
Esta criatura no tiene nada que ver con el conflicto entre Papá y yo. Ha salido de la antigüedad, muchísimo antes de las aeronaves y los satélites, de milenios antes del imperio eléctrico de Papá y de mi herencia. Los bosques laberínticos albergaban su especie en el tiempo anterior a nuestra infestación humana; no quedan muchos seres así en nuestros días. Éste bien podría ser el último. Es sólo gracias al Malware y a mis sentidos aumentados que puedo verlo.
Él y yo quedamos quietos y nos miramos satíricamente. Luego la bestia sale a la luz de la luna creciente, al claro de bosque donde yo ocupo el borde occidental. Se adentra en el espacio abierto y se sitúa a 43 pasos de mí en el punto céntrico absoluto. Quiere que yo le dé un buen vistazo.
¿Pero qué es lo que se ve? Cuernos de cabra, barba puntiaguda, ancas de ciervo, pezuñas hendidas. Una tumescencia poderosa y rutinaria. Lo único de verdadero interés son los ojos. Brillan con el conocimiento de siglos, hay deleite en ellos y una profunda amenaza. La luz faunística brilla en ellos con una magia obscena, los reflejos en el futuro cercano de las atrocidades que está a punto de cometer contra mí.
Así que nos encontramos dentro de la luz alquímica creciente que pulsa sobre el sitio abierto. Yo lo miro con pavor, él a mí con hambre lasciva. Y luego, antes de que avance hacia mí, de realizar en mi persona de las mutilaciones orgiásticas que puedo ver en sus ojos, se ha ido pa' siempre.
Un trueno desgarrador, un hueco en el suelo, un cráter, y una onda expansiva que me arroja de espaldas sobre el tronco de un árbol. Me levanto de nuevo y veo: en medio del claro hay un vacío. Ese nada donde había estado la criatura.
La intensidad de la energía que cualquier arma puede dirigir contra un objetivo depende de una combinación del poder que el arma puede generar y su capacidad para concentrar ese poder en el espacio ocupado por el objetivo. Un proyectil orbital de energía cinética, una 'Varilla de Dios', puede liberar un paquete sustancial de energía - derivada no de un explosivo sino de su pura velocidad - cuando cae desde la órbita, lanzado desde un sistema de artillería de satélite.
El que acabo de dirigir hacia la criatura era más pequeño que un lápiz, pero al moverse a velocidades hipersónicas absurdas, provocó suficiente ¡kapow! para no dejar nada de la criatura mística de los sueños más allá de los eones. El Malware ha vuelto a triunfar. No todo son malas noticias cuando uno esta infectado con el virus cerebral de la muerte, compadre. También hay ventajas.
Es hora de pronunciar mi panegírico, mi meditación sobre la nada. Un sermón del vicario de la venganza:
La historia absoluta y universal de la nada en absoluto
Primero no existía Nada en absoluto. Entonces algo sucedió. Todo el Algo.
Luego estaba el Todo, así sin más. Creatio ex nihilis. Un Algo de la Nada.
¿Qué habíamos perdido cuando lo ganamos el Todo? Nada. Perdimos la Nada.
Eso fue lo que se perdió, la dulce Nada que quiere susurrarme el aniquilamiento al oído, para aliviarnos a todos del peso del ser.
Vacío dentro del vacío, ¿dónde estás?
En ninguna parte, imbécil. ¿Dónde exactamente pensabas encontrar la Nada?
Amén.
Ahí está, la historia del audaz penetrador y el último de la raza selvática del tiempo anterior al tiempo. Creatio ex nihilis, deletio in nihilum. ¡Abuelita, qué latín tan fabuloso tienes! Gracias querida, es para confundirte mejor.
Me siento triunfante, cachondo. Quizás debería detenerme y realizar una paja, como Diógenes en el mercado. Derramar mi semilla sobre el vacío donde estaba la criatura, tan solo para hacer realidad sus profecías oculares aunque sea al revés.
¿Sabes lo que dijo Diógenes el Cínico cuando se quejaron de todas sus masturbaciónes públicas? Es como comer, ¿y no comemos en público? Si tan solo pudiera satisfacer el hambre que me corroe el vientre frotándolo así. ¡Dawg!
Decido no rendir mi cínico homenaje al maestro con una libación de jugo viril, sino seguir adelante a través de la noche y del bosque. Solo y sin miedo, como siempre.
Un chicote y su Malware realizando sus hazañas bajo la oclusión creciente del maestro Hermes, el tres-veces-coronado, él de la plata líquida y viva.
NOTA
Sobre el bombardeo orbital de las 'varillas de Dios' véanse:
’Bombardeo orbital’ por Juan López Páez, en elcomun.es
que toma como referencia el estudio de la RAND Corporation, Space Weapons, Earth Wars (2002)